martes, 12 de enero de 2010

Escuela de Summerhill III

«El único cuidado que habría necesidad practicar en la escuela es la cura de la infelicidad. El niño difícil es el niño infeliz. Está en guerra consigo mismo, y por tanto está en guerra con el mundo.El adulto difícil va en la misma barca. Ningún hombre feliz no ha perturbado nunca una reunión, ni ha predicado la guerra, ni ha linchado ningún negro. Nunca ninguna mujer feliz no ha tratado a regaños el marido o los hijos. Nunca ningún hombre feliz no ha cometido un asesinato o un robo. Nunca ningún patrón feliz no ha aterrorizado sus empleados.Todos los crímenes, todos los odios, todas las guerras, se pueden reducir a una sola palabra: infelicidad. La intención de este libro es de hacer ver como nace la infelicidad, como arruina las vidas humanas y como se pueden subir los niños de manera que la mayor parte de esta infelicidad no llegue a nacer nunca.

¿A qué se asemeja Summerhill? Bien, para decir sólo una, las clases son optativas. Los niños pueden ir o quedarse una hora lejos —por el tiempo que quieran si éste es su deseo. Hay un horario, pero sólo para los maestros.En general, los alumnos tienen clases con arreglo a la edad, pero a veces con arreglo a sus intereses. No tenemos nuevos sistemas de enseñanza, porque no consideramos que la enseñanza sea muy importante en sí mismo. El hecho de que la escuela tenga o no un método específico para enseñar a dividir por muchas cifras no tiene ninguna importancia, porque esta operación sólo tiene interés para aquéllos que la quieren aprender. Y el niño que quiere aprender a dividir por muchas cifras, aprenderá tanto si le enseñemos de una forma como de otra..»

NEILL, Alexander S. Summerhill, Barcelona: Eumo, 1986. (págs 3-4, 7)

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