viernes, 13 de noviembre de 2009

Diógenes de Sinope



Diógenes de Sinope es un filósofo de la época de Alejandro Magno, en torno al siglo II a.C. y fue uno de los más destacados filósofos de la escuela cínica. Los cínicos tomaron como modelos a la naturaleza y los animales, los adoptaron como ejemplos de autosuficiencia y basándose en ello propusieron un modelo de comportamiento ético que consideraban fundamental para alcanzar la felicidad, aunque esto solo era posible mediante una rigurosa disciplina física y mental.
El cinismo es una forma de vivir, pero también de pensar y de expresarse, y como no se han conservado las obras de los primeros cínicos, hoy son conocidos en gran parte por dichos y anécdotas, que fueron transmitidos en forma de colecciones, siendo la más usada la de Diógenes, quien utilizó recursos literarios diversos donde no faltan la parodia, la sátira, la anécdota o la burla, pero siempre de forma escandalosa y provocadora.
Diógenes llevó a la práctica el ideal de sabio representado por el cinismo, recogido en numerosas anécdotas: vida solitaria, desnudo y sin más vivienda que un tonel, en renuncia constante de todos los bienes creados por la sociedad.
La filosofía de Diógenes se basaba en que un saber, antes de convertirse en un estudio, ha de ser un saber práctico; es decir, la filosofía es un saber práctico antes que teórico. A su vez, este filósofo establecía la importancia de “hacer lo que se dice”, o sea, es famoso por su forma de practicar la filosofía, no por lo que dijo.
Su más famosa anécdota fue aquella en que se encontró con Alejandro Magno mientras el filósofo tomaba el sol plácidamente.
Fue Alejandro quien empezó la conversación así: - Yo soy Alejandro Magno-
A lo que el filósofo contestó: - Y yo, Diógenes el cínico-
Alejandro entonces le preguntó de qué modo podía servirle. El filósofo replicó: - ¿Puedes apartarte para no quitarme la luz del sol? No necesito nada más-
Se cuenta que Alejandro se quedó tan impresionado con el dominio de sí mismo del cínico, que se marchó diciendo: “si yo no fuera Alejandro, querría ser Diógenes”.

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