viernes, 27 de noviembre de 2009




La guerra civil y la atroz dictadura que padeció España en el siglo XX dejó graves secuelas morales en nuestra sociedad es algo que observamos casi cada día. La impunidad de los crímenes franquistas que ha acompañado la restauración monárquica ha creado un clima que favorece el ascenso del revisionismo y artículos Luchadores por la libertad, es un buen ejemplo de la degradación a la que hemos llegado. Una democracia no puede basarse en el olvido de quienes lucharon por las libertades y mucho menos consentir que se les difame, pero el triunfo fascista en 1939 y lo peculiar de la transición permiten atacar impunemente a quienes lucharon en la resistencia sin que pase nada. No se trata solamente de un problema de ignorancia, sino de envilecimiento profundo de quien firma ese artículo tan miserable, es la atrofia moral heredada de la dictadura la que lleva al autor citado a olvidar a los verdugos, condenar a las víctimas y difamar a quienes tuvieron el valor de entregar sus vidas en la lucha contra el fascismo. Se nos dice que la resistencia antifranquista fue cosa de criminales y que buena parte de ellos estaba compuesta por comunistas, a los que tacha de enemigos de la libertad y la democracia. Todo ello se envuelve en una supuesta defensa del liberalismo y la democracia, enfrentadas a la izquierda por razones pretendidamente esenciales, de incompatibilidad profunda a lo que parece.

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