lunes, 9 de noviembre de 2009

Supersticiones que traen "mala suerte"

Los mitos en la actualidad pueden encontrarse, entre otros, en las supersticiones; por lo cual hemos hecho un repaso a las supersticiones más conocidas. En este caso vamos a centrarnos en las que “traen mala suerte” y en las historias que se esconden detrás de ellas.

a. Un gato negro que camina hacia ti o que se cruza en tu camino. Aunque en Egipto se creía que el gato era la reencarnación de los dioses, siglos después, la Iglesia Católica lo consideró como la reencarnación del diablo, por lo que eran quemados. El negro se identificaba con el diablo por ser el color de la noche. En casi toda Europa y en Norteamérica se cree que un gato negro trae mala suerte si se aleja de ti, pero buena suerte si camina hacia ti.

b. Un cuadro torcido o que cae de la pared donde está colgado. Esta idea tiene su origen en la Grecia clásica, donde se creía que si el retrato de un monarca o una celebridad caía al suelo sufriendo serios daños significaba que iba a morir en poco tiempo.

c. Encender tres cigarrillos con la misma cerilla. Se cree que en una guerra -no se sabe con precisión cual- tres soldados encendieron sus cigarrillos con la misma cerilla y el enemigo vio la llama del primero, apuntó en la del segundo y disparó sobre el tercero.

d. Poner un sombrero sobre la cama. Es presagio, en España e Italia, de que algo malo va a ocurrir. Esta superstición tiene otro significado: que se te quedará la mente en blanco. Esta creencia viene probablemente del simbolismo del sombrero, que representa la cabeza y los pensamientos, y es símbolo de identificación personal.

e. Derramar la sal. Su origen data del año 3.500 a.C. Ya entonces se creía que la sal era incorruptible, razón por la cual se convirtió en símbolo de amistad. De ahí la creencia de que si se tira, la amistad se romperá. Para contrarrestar ese supuesto efecto maldito, se debe echar una pizca de la sal derramada sobre el hombro izquierdo.

f. Romper un espejo. Se dice que ocasiona siete años de mala suerte. El espejo era un elemento mágico de adivinación, por lo que si se rompía, era para no mostrar una imagen aterradora del futuro. Siete años es el tiempo que, supuestamente, tardaba en renovarse un cuerpo.

g. Pasar bajo una escalera. Es por el triángulo que forma ésta con la pared. Antiguamente se pensaba que todos los triángulos eran un símbolo sagrado, tanto las pirámides como la trilogía de la Santísima Trinidad y, por lo tanto, era un sacrilegio pasar bajo ese arco. Se cree que, una vez que se había pasado, el mal se conjuraba cruzando los dedos, escupiendo una vez bajo la escalera o tres veces después de cruzarla. También se relaciona esta superstición con el patíbulo: siempre había que usar una escalera de mano para colocar la soga y también para retirar el cadáver: la muerte y la escalera iban siempre muy unidas. Otra creencia proviene de los cuadros de la crucifixión, en los cuales figuraba una escalera bajo la cual Lucifer veía con furia cómo Jesús moría para salvar a la humanidad. De ahí la costumbre de santiguarse para preservarse de las furias del Diablo o ahuyentar el peligro.

h. Colocar el pan boca abajo en la mesa o dejarlo caer al suelo. El pan es un alimento básico, por ello han sido varias las supersticiones que ha generado en su forma de hacerlo, cortarlo, comerlo y ofrecérselo a los demás. Ponerlo boca abajo se supone que traerá mala suerte por tratarse en realidad de una ofensa al cuerpo de Cristo; asimismo, cuando se caiga al suelo es costumbre besarlo y hacer tres cruces para alejar las desgracias.

i. Dejar las tijeras abiertas. Este instrumento debe permanecer cerrado mientras no se usa porque atrae la mala suerte. Si se cae al suelo y queda con las puntas abiertas apuntando hacia ti, recógelo y echa sal por encima del hombro izquierdo para ahuyentar los malos espíritus. En Grecia se creía que la moira Atropos cortaba con las tijeras el hilo de la vida, así que de alguna forma los objetos cortantes dirigen el destino y son símbolo de muerte repentina.

j. Martes y trece. La maldición del número trece tiene su origen en la última cena de Jesucristo con los doce apóstoles, en la que fue delatado. Se cree que si se sientan a comer trece personas en una misma mesa, una de ellas morirá antes de un año. El día de la semana varia: en España, México y Grecia se teme al martes y trece; y en los países anglosajones al viernes y trece, porque en viernes fue crucificado Jesús.

k. Que el novio vea a la novia antes de la ceremonia. Antiguamente se consideraba que esto era sinónimo de adelantar acontecimientos positivos que quedarían así “gafados”.

l. Abrir el paraguas bajo techo. La primera noticia que se tiene de esta creencia data del siglo XVIII en Inglaterra, donde creían que daba mala suerte por la negatividad que existía entre el paraguas y la casa, ya que ésta protege a sus habitantes y no tolera ninguna protección adicional. Si alguien lo abría sobre su cabeza, supuestamente esa persona moría antes de que acabase el año.

m. Que alguien te eche el mal de ojo. Tradicionalmente se ha creído que al reflejarse en la pupila de un ojo, podíamos quedar atrapados por ella. Por esto, desde la antigua roma hasta la edad media, aquellas personas que tenían cataratas u otro defecto visual, a menudo eran sacrificadas en la hoguera. Grecia, Turquía y Egipto tienen muy extendida la creencia de que existen personas con poderes maléficos en la mirada; incluso, aunque sea de forma inconsciente pueden hacer daño si clavan sus ojos en algo. Antiguamente se atribuía al mal de ojo a enfermedades de origen desconocido. Lo echaban las brujas, los gitanos, los gafes y los bizcos, y afectaba a los niños. Para protegerse hay que llevar ajos, oro y plata, ojos de cristal azul y herraduras.

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