Filosofía y humor comparten la misma actitud: la búsqueda de una vida más feliz desde el distanciamiento de su objeto y la reflexión crítica.
El carácter crítico del saber filosófico lo aproxima al sentido del humor. Humor y filosofía comparten, así, un mismo talante de distanciamiento de lo que se piensa, se dice y se hace solo porque es lo que piensa, dice y hace todo el mundo. Tanto para la filosofía como para el humor, la fuente de la legitimidad de lo establecido no descansa en su vigencia, sino en su capacidad o no para promover una vida mejor. De ahí que, con frecuencia, el humor y la filosofía coincidan en mostrar como carente de sentido aquello que pasa por tenerlo.
A pesar de no haber tratado este tema, aún, en clase, nos gustaría saber vuestra opinión… ¿por qué, entonces, la extendida opinión de que los filósofos y sus filosofías son aburridísimos?
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